Nace el mundo dentro del ojo

Quizás nos deberíamos preocupar. Suponemos que todas las cosas que tendríamos que haber resuelto no las hemos resuelto todavía, poco a poco se nos ha ido acumulando el trabajo y todo está por hacer. Y las promesas, sobre todo las que nunca nos dijimos, de tan secretas, de tan calladas, todavía se deben cumplir, si es que se deben cumplir algún día. Que nunca hemos hecho frente a nuestros sueños, ni tampoco a los problemas: ¿Qué queremos ser? ¿Qué queremos decir? ¿Quiénes queremos ser? Si lo tenemos claro, ¿Cómo lo deberíamos hacer? ¿Con quiénes podríamos contar? ¿Cuentas conmigo? ¿Cuento contigo? Sí, quizás nos deberíamos preocupar. De hecho, yo me preocupo y a veces tengo miedo, pero de pronto como quien no quiere la cosa, de un día a otro me olvido. Y a la larga qué quieres que te diga, al final de todo no sé cómo ni gracias a qué, ni por qué extraño mecanismo toda esta angustia, todo este miedo que siento, me tranquiliza, no sé como pero me tranquiliza, estoy tranquila, tranquila.

0 comentarios:
Publicar un comentario